sábado, 20 de agosto de 2011

Las palabras se las lleva el viento.


Se hace de noche. Se escuchaba una brisa que acariciaba mi pelo, que se clavaba en mi piel. Alguien me lo dijo, ese alguien me lo advirtió. Yo iluso no le creí.
Se acercaba la media noche, todos formando grupos de pocas personas. Se acerca una de ellas, me mira a los ojos, acto seguido me dice “Quiere hablar contigo”. Un rayo, eso lo que sentí en mi corazón. Nunca te puedes preparar para eso, no sabes como vas a reaccionar. Me dirigí a esa persona, no vamos juntos a ese lugar oscuro, frío, cada paso que daba me alejaba más de ti.
Nos sentamos, nos miramos a los ojos. No hicieron falta palabras. Solo es escuchaba el silencio, el susurro del viento que acariciaba su pelo, su cara y penetraba en sus ojos. Ojos de sirena como diría un gran amigo mío.
Note algo en el cuello, me quemaba, penetraba en mi piel sin temor alguno.
Nuestro colgante, me di cuenta de que no merecía la pena tenerlo. Me lo quité. Su mirada lo decía todo. Y esa frase, que nadie quiere escuchar, “Se acabó “. Un silencio frío se hizo en ese momento, mi corazón, si mi corazón dejo de latir. Estaba tirado en el suelo, sangrando y con puñales clavados. No paraba de sangrar, pero me hice el duro he intente caminar sin él.
Nos levantamos, vamos separados. Intentando asimilar lo que había pasado, no lo comprendía. Llegamos a un banco, me quedé quieto, sin pronunciar palabra.
Pasaron los segundos y me fui. Rompí ha llorar, quería hacerme el duro, no pude me venció el dolor de mi corazón. No sabía donde estaba, algo sentía. Calor, el calor de las personas que no querían verme así, no podía ver nada, las lágrimas impedían ver el exterior. Solo sabía que estaba en buenas manos.
Cada abrazo, cada palabra de esa gente, quitaba un puñal de mi corazón. Sigue sangrando pero ellos, solo ellos, pusieron parches en mi corazón y en ese momento empecé a creer que no estaba solo.
Y me iré con la conciencia muy tranquila porque he dicho lo que siento, y solo diré que me pueden herir, herir hasta morir pero levantaré la bandera en lo alto de mi rascacielos.


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