Parece que todo tiene su punto y final… que no va seguido de
“un felices para siempre”. En esos cuentos de hadas, caballeros con espada y
princesas en apuros. Pero vivimos en este mundo, en lo real no en lo
fantástico. Demasiadas vendas tapando los ojos, al final terminan empapadas de
lágrimas.
Los adornos de las camas, los adornos de las habitaciones…
dejan de tener sentido. La magia se ha difuminado entre las manos de las
princesas. Perdón, todavía sigo en mi mundo fantástico.
Demasiado real todo. Sí, las heridas sangran, las cicatrices
duelen y el hilo del pasado no puede coser los errores del presente. Solo
partimos desde nuestro final, solo alcanzamos las estrellas desde la Luna.
Desde el parque, los niños pisan los charcos, bailan sin
preocupación ajenos a la realidad. Apartando sus miradas de los rayos de luz que
disipan las hojas de los árboles. No nos harán daño esas tardes de sonrisas
apagadas. Dejemos que las gotas de lluvia se deslicen por el cristal de la
ventana y que formen un arco iris en la habitación.
Por que una idea cambia el mundo y una sonrisa tu vida.
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