Sigo cayendo en las antiguas colinas que deslizan arena y
entierran sueños. Y puedo sentir que mis ojos se convierten en polvo. Mi mano
se estremeció contra el miedo. En virtud de mi destino… lo que fue, sin aliento
y desgarrado. Dentro de mí hoy, sigo cayendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario