El tiempo pasa, pasa delante de nosotros… dando las de arena. En esta noche, la luna no me hace dormir, el sol tarda en salir. Juega al escondite, y cuando sale me enseña el camino. Mirar hacia atrás y ver tus heridas, tus cicatrices en el corazón. Nostalgia en el pecho y lágrimas en mis ojos.
Y ahora mis palabras salen ensangrentadas. Dejando el rastro de sangre por las calles, la niebla difusa en mi mente, pero el puente visible en mis ojos.
Nada se me pasa por mi cabeza, tan blanca como la nieve de la ciudad y tan vacía como mi corazón. Llorando y queriendo volar hacia abajo. No lo he pasado bien, de nada me sirvió el dulce trago del alcohol y las mañanas con resaca.
Solo unas alas de ángel, y una fuerza sobrehumana podrían ayudarme pero hice oídos sordos. Camino por el puente, la única foto se me rompió. Solo una pausa, solo un instante, solo… solo…
No quiero que mis errores se repitan, mejor olvidar o mejor dicho ser olvidado para siempre.
Solo una barandilla se interpone entre mis ilusiones y miedos. Deseos que se ahogaron en el río, alegrías que se disiparon como la coca-cola. Demasiado dañino, poco ingenuidad y mucha ironía.
Debajo de mis pies el rió, y delante de mi el sol. Haciendo equilibrio en la barandilla, resbaladiza por la nieve y el hielo. Todo esto se quedará en el olvido. Esos jóvenes de resaca por la calle, los viejecitos de la mano paseando y las flores floreciendo. Todo seguirá su camino, su reloj natural.
Y mi último paso, mi última pisada… en el vacío. Todo se rompe en mi cabeza.
Mejor que el río borre mis recuerdos. Y el mundo se dedique a otra cosa.
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